8. Interoperabilidad

Se espera que los conocimientos y habilidades aprendidos en una Microcredencial, no queden limitados a un solo campo de acción, sino que puedan aprovecharse de manera transversal en diferentes desempeños.

Ejemplo práctico de cómo ha aplicado esta característica el instructor Alexei León

En febrero de 2014, el instructor fue invitado por la Asociación Nacional de Agua Potable y Saneamiento, que agrupa a los organismos mexicanos dedicados a dicho rubro: el federal (Conagua), y todos los estatales y municipales, a impartir un curso de oratoria al Consejo Directivo.

Como el curso tuvo lugar justo después de que dicho Consejo Directivo regresaba de una gira de trabajo por Egipto y Medio Oriente, el instructor empezó el curso refiriendo el juicio al que, según el libro más antiguo conocido de la cultura egipcia, el llamado “Libro de los muertos”, el alma de quienes abandonaban esta vida era sometida.

En dicho juicio, el alma debe argumentar que no cometió ninguna de las 42 faltas que están enlistadas detalladamente en ese libro, escrito hace casi 4,000 años.

Una de esas 42 cosas que el alma debe decirle a su juez es:

“No contaminé los pozos de agua potable de mi ciudad”.

O sea, les dijo el instructor a su público en 2014, hace casi 4,000 años no solo había operadores de agua potable y saneamiento, sino que tenían el poder suficiente para incluir en el libro sagrado de su cultura, la prohibición de afectar su labor.

Después, a mediados de ese mismo 2014, el instructor fue invitado por la entonces Procuraduría General de la República (que en el actual sexenio cambió su nombre a Fiscalía General) a impartir una serie de cursos sobre “oratoria aplicada a los juicios orales”.

Los juicios orales se acababan de implementar en México en ese entonces (antes eran escritos) y, habiendo dedicado Alexei León toda su vida a la oratoria, fue requerido en el tema mencionado el cual, en México, era totalmente innovador.

En tanto que “El libro de los muertos” constituye un testimonio antiquísimo de cómo concebía esa milenaria civilización los juicios orales (pues la ficción relatada en el libro, sin duda era reflejo de las formas procedimentales de la vida jurisdiccional cotidiana), Alexei León mencionó sus líneas generales como antecedente del tema.

Cabe mencionar que de 2014 a 2018, impartió alrededor de cincuenta cursos de su materia a más de un millar de Ministerios Públicos Federales, Peritos y científicos en 24 especialidades, de todos los estados de la República, además de agentes ministeriales y también oficiales del ejército mexicano, pues las fuerzas armadas tienen sus propios tribunales y procedimientos jurisdiccionales en los que la habilidad de expresión oral es igualmente necesaria.

Entonces, al estar exponiendo ante públicos con formaciones y responsabilidades tan diversas, además de la adaptación transversal de todos los temas, se daba un efecto de “apilabilidad” (característica 2 de las Microcredenciales), muy interesante, pues puntos de vista tan especializados y diversos enriquecían los temas de manera formidable.

Respecto de este punto en concreto, por ejemplo, cuando el instructor mencionó la peculiaridad de que este juicio oral de los egipcios, era “negativo”, es decir el acusado debía argumentar diciendo que no había hecho lo que estaba prohibido, alguno de los peritos comentó que entonces se trataba de un juicio muy benevolente, pues uno de los principios generales del derecho es el siguiente:

“El que afirma debe probar; el que niega no debe probar”.

Efectivamente, en la ciencia jurídica los hechos negativos no son materia de prueba, solo los hechos positivos o afirmativos se deben probar.

"Carga de la prueba" se le llama a esta obligación que tiene el que afirma. Carga que no tiene el que niega.

El algún curso posterior en la misma dependencia, otro perito aún más versado y citando la jurisprudencia respectiva, precisó el principio completo, el cual dice:

“El que afirma, debe probar; el que niega no debe probar, excepto si su negativa constituye una afirmación en sí misma”.

Entonces hacía sentido el porqué, según el mencionado y antiquísimo libro, después de las 42 negaciones, el alma debía ser pesada en la Balanza de la Verdad y la Justicia, y debía de resultar más liviana que la pluma de un avestruz: sus 42 negaciones tenían implícita la afirmación general de que estaba hablando con verdad, y de esa afirmación implícita y genérica, el alma enjuiciada tenía la carga de la prueba, misma que debía desahogar en dicha balanza.

En un curso posterior, otro perito, en este caso en psicología forense, dijo en tono jocoso: “Ésa balanza sería el antecedente del polígrafo”, que es la máquina conocida popularmente como detector de mentiras.